Anna Pérez Català 11 December, 2014 Share Twitter + Facebook + Email + ¿Qué se dice en la marcha, qué debe aprender la COP? Ayer fue el día mundial de los derechos humanos, y la COP20 lo celebró marchando por las calles de Lima de la forma más loca posible. La Marcha Mundial en Defensa de la Madre Tierra reunió unas 15.000 personas de todo el mundo para pedir soluciones concretas y acción para combatir el cambio climático. La marcha tuvo el equilibrio perfecto entre la protesta y la fiesta, entre la colorida magia de los distintos pueblos y las consignas de lucha contra el cambio climático, por una justicia social y ambiental. El pueblo ha hablado. Y se queja. Se queja de la inacción y la lentitud burocrática de un proceso de negociación en el que ya no confían, se quejan de los beneficios que tienen las grandes empresas, por ejemplo del petróleo, que contaminan las aguas y destruyen la selva de las comunidades indígenas. Se quejan de los efectos que ya sienten del cambio climático, y que muchas veces deben suportar solos debido a la falta de políticas del gobierno o a la situación geográfica de su comunidad. El Pentagonito vive aislado de todo esto. Se supone que negociamos para que la tierra sea un sitio donde poder vivir sin la amenaza del cambio climático, pero es una minoría la que entiende qué son las negociaciones, para qué sirven, o sabe lo que hace su país en ellas. Y si lo supieran, seguramente no estarían de acuerdo. La negociación transcurre en un ambiente impoluto, limpio y blanco, con comida occidental, precios desorbitados y gente elegante que habla con palabras vacías, y decide lo más importante a puerta cerrada y en el último minuto. Y que les beneficie, claro. Qué es el ADP, la valoración ex-ante o el Workstream 2 para los indígenas muertos por proteger la selva de los madereros ilegales? Que es el CBDR-RC y los INDCs para los pueblos privados del agua por la minería del oro? Debemos aprender a escuchar más a nuestro alrededor, y interiorizar algo de lo que nos enseña la marcha: que la lucha contra el cambio climático es un tema de confianza y unión, de empezar a dejar tejer puentes y enfrentarnos a los intereses que ralentizan el proceso. Algo que los delegados podrían empezar a hacer. Si la Marcha estuviera en la COP, seguramente pediria INDCs con adaptación y financiación, con una revisión contrastada con la ciencia actual. Seguramente también pediría un mecanismo ambicioso y flexible de revisión cada cinco años, y los países casi peleandose para ser el que baja más las emisiones. La Marcha querría un mecanismo a largo plazo para reducir las emisiones a cero y alcanzar un futuro 100% renovable, y empujaría para obtener justicia social y ambiental. Pero la Marcha no esta en la COP, y las negociaciones se cierran, estancan y ofuscan. Y es entonces cuando debemos buscar esta bocanada de aire y vida en la Marcha, y decidir cuál es nuestro papel en esta lucha. SHARE THIS