Maria Eugenia Rinaudo Mannucci 18 June, 2015 Share Twitter + Facebook + Email + ¡Transformación económica y política contra el cambio climático! Caso: América Latina y el Caribe El cambio climático es un desafío de referencia mundial, con impactos distribuidos de forma heterogénea y con posibles soluciones muy fuera de vista. Desde hace tiempo me refiero a esta crisis socio-ambiental, como un síntoma de que esta sociedad no funciona bien y es evidente que no funciona bien, porque teniendo en nuestras manos respuestas innovadoras para “enfrentar” esta crisis, nos hacemos los ciegos e indiferentes. Los desequilibrios geográficos se alimentan recíprocamente y entre ellos, el creciente urbanismo, las migraciones y desplazamientos, la pérdida de biodiversidad, el empobrecimiento de las sociedades y la desigualdad social, han contribuido a que el cambio climático sea el punto de partida para “repensar” el territorio, “reformular” políticas y comprometer a todos los sectores con estas nuevas condiciones planetarias. Las naciones latinoamericanas están jugando una doble posición al ser la región con mayor diversidad natural y cultural del mundo, pero, por otro lado, ha generado un apego a un modelo de desarrollo insostenible: extractivista, consumista y devorador de capital natural. Nuestra conciencia de la vulnerabilidad como región al estar expuestos a fenómenos climáticos extremos aparentemente es casi nula. Seguimos construyendo vulnerabilidad en cada proyecto micro o macro que se ejecute sin pensar en las consecuencias que tendrán. Hemos transitado de una causa naturalistica a un proceso “manufacturado”, producido por las actividades antropogénicas. A esta altura del partido, es necesariodescarbonizar la economía latinoamericana, pero, me pregunto ¿seremos capaces de lograr esto y paralizar el modelo de desarrollo fósil-dependiente que tenemos?. Estar presente en las dos últimas negociaciones internacionales del cambio climático realizadas en países latinoamericanos (COP-16 y COP-20) fue fundamental para mí, en virtud de que pude comprender y analizar las enormes diferencias entre una y otra, enfatizando los compromisos y posiciones de los principales bloques de negociación. Este año la COP-21 representa un punto focal mundial de intereses y visiones en torno a la decisión de cuál será el rumbo de nuestro planeta y allí, los países latinoamericanos tendrán mucho de qué hablar. América Latina necesita concentrar sus esfuerzos para invertir en energías y tecnologías renovables, profundizar en la adaptación de sus comunidades (cerrando brechas sociales y construyendo puentes para el crecimiento y el empoderamiento) y generando oportunidades de valoración del capital natural y cultural, preservando una joya del mundo. Para ello, es necesario que los gobiernos de la región tenganvoluntad política para ejercer el tipo de presiones necesarias y promover políticas públicas enmarcadas en adaptación y mitigación. Fuente: CEPAL De entre los países latinoamericanos, el bloque AILAC al tener una posición progresista, ha ejercido importantes logros tanto a nivel nacional como a nivel sub-regional en materia de adaptación, mitigación e investigación; mientras que el otro gran bloque de negociaciones ALBA ha estado más enfocado en ejercer presión a los gobiernos y profundizar ideologías. Todo indica que para las negociaciones de este año, seguirán esas diferencias construyendo agenda en las naciones latinoamericanas. Resulta imperante que apostemos por un cambio epistemológico en las sociedades, promocionando la valoración del entorno, dando vida a proyectos de innovación socio-ambiental y construyendo resiliencia. Nos resulta muy difícil pensar que el hoy es el mañana del ayer y que las consecuencias de nuestra forma de actuar irresponsable e insostenible, se extenderán mucho más allá de nuestro “propio horizonte”. La COP-21 es una oportunidad para profundizar en el legado de Rio+20 y dirigir el rumbo del “futuro que queremos”. La publicación que recomiendo: “El desafío climático y de desarrollo en América Latina y el Caribe, opciones para un desarrollo resiliente al clima y bajo en carbono” (CEPAL, BID y WWF). SHARE THIS